En 2012 se vendieron en España unas 600.000 toneladas de aparatos nuevos, de un total de nueve millones que se vendieron en toda Europa.

Cuando compramos un aparato nuevo, una parte del importe del producto se dedica a gestionar correctamente el final de su vida útil, de manera que estas cantidades recaudadas a los consumidores han de dedicarse al tratamiento de dichos aparatos, tal y como dictamina la Directiva europea sobre RAEE. El correcto tratamiento de RAEE es fundamental, ya que los equipos usados pueden contener sustancias contaminantes para el medio ambiente.

En España se genera anualmente una media de 16 kg de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) por habitante, de los que la legislación obliga a recoger 4 kg al año. Además estos objetivos se irán incrementando en los próximos años, de manera que en 2019 habrá de gestionarse el 65% de la media de aparatos introducidos en el mercado en los tres años precedentes.

Según fuentes de la FER, “los productores recaudan un importe pero no se sabe cuánto y si se ha destinado de forma íntegra a una entidad para el tratamiento”, por ello recuerdan que es necesario una adecuada financiación del sistema de reciclado. Así, insisten en que las cantidades recaudadas a los consumidores deben acabar en la red de recogida y gestores autorizados para el tratamiento de los RAEE.

De esta manera, los puntos de venta de aparatos eléctricos y electrónicos están obligados a aceptar de forma gratuita la entrega de, al menos, un aparato viejo equivalente. Es lo que se conoce como 1×1: si compro uno nuevo se quedan con el viejo. Por supuesto, también podemos entregar nuestros aparatos a gestores autorizados de estos residuos.